Andrés Romero llevará consigo en Sevilla a la Virgen de la Cinta
Toda ayuda es poca cuando un hombre se enfrenta a uno de esos compromisos que le miden, que le exigen y que pueden darle tanto. A todo el trabajo de tantos días durante tantos meses, a la férrea preparación mental, al punto de forma de los caballos, a tantos matices como cuentan en una tarde de toros y en el triunfo de los toreros, se une también esa parte más íntima pero tan importante que tiene que ver con la creencia personal de cada uno. Andrés Romero es un firme creyente. Su Virgen de Luna, Patrona de Escacena del Campo, San Isidro, la Virgen del Rocío y tantas imágenes que le van llegando como ofrendas anónimas de sus seguidores y que forman parte de su capilla. Y también la Virgen de la Cinta, Patrona de Huelva, a la que el rejoneador llevará consigo en la Maestranza muy cerca de él. En sus caireles, que bendijo estos días y ofreció a la Virgen Chiquita.
Fue un encuentro breve, sencillo y muy emotivo. Para Andrés y para su gente. Como tenía que ser. Íntimo y personal. Magnífica la acogida de la Hermandad de la Virgen de la Cinta, cuyo presidente de la junta actual, Bienvenido González Roldán, acompañado de Manuel Gómez Beltrán, componente también de su junta, actuaron de perfectos anfitriones. Sensibles con la propuesta y cómplices de ella. Orgullosos porque la Patrona de Huelva esté tan cerca de uno de sus hijos en un día tan relevante para él. La bendición corrió a cargo del sacerdote Juan Mairena Valdayo que pidió en su oración la protección de la Virgen para Romero antes de que el propio rejoneador depositara sus caireles a las plantas mismas de la Madre a modo también de ofrenda. E impagable el detalle de la junta de la hermandad abriéndole al jinete el pequeño camarín de la Cinta para que la sintiera tan suya como es.
No hizo falta más cuando había habido tanto. Fue un acto intenso y cargado de sentido para Andrés y su familia. Reconfortante para el hombre y para el torero en esa necesidad de sentirse tan lleno por dentro cuando otra vez llega el momento de darlo todo en busca de un sueño.
