Volvía Andrés Romero a Azambuja tras su triunfo del pasado mes de mayo y lo hizo para firmar una faena de mucha transmisión de principio a fin. Porque salió decidido a sacarle partido a su oponente, que recibió con Obelisco antes de cimentar un gran tercio de banderillas con Fuente Rey, tanto en el toreo de costado al hilo de las tablas llevando muy embebido al toro, como al clavar al quiebro en embroques de tanta emoción como ajuste. Culminó su obra con una última banderilla con Kabul y el público entregado a la actuación del onubense.