Muy por encima Andrés Romero de su toro, al que exprimió sus contadas embestidas para componer una faena que tuvo conexión con el tendido gracias a la entrega del rejoneador. Que no se dejó nada dentro para multiplicar las opciones de su oponente, que paró con Obelisco. Le llegó muy arriba con Fuente Rey en cada banderilla al quiebro en los medios, con el ejemplar de Jorge Carvalho emplazado y a la espera. Supo el onubense meter al público en su labor, que remató clavando a caballo parado con Farrugia, muy cerrado en tablas porque el toro, a esas alturas ya había renunciado a pelea alguna.