Primer doblete de la temporada para Andrés Romero y triunfo rotundo coronado con cuatro orejas y un rabo que pudo ser pleno de no haber pinchado en primera instancia su faena matutina en Gerena. Exhibición de capacidad, frescura, solvencia y fondo de armario en cuanto a su cuadra en sendos festivales en Gerena y Calañas. Y demostración de la ambición con que el onubense encara la nueva campaña, que volverá a ser importante en lo numérico y, a tenor de actuaciones como la de hoy, también en su dimensión.

Arrancó el día en Gerena, con la primera excelente noticia del lleno absoluto en los tendidos. Como también luego en Calañas. Dos compromisos hoy de Andrés Romero y dos llenos totales en ambas plazas. Y día de debuts también. El primero, el de Cisne, con el que el jinete de Escacena del Campo recibió y paró a su novillo de Fuente Ymbro. Temple y plástica en la última incorporación a la cuadra de Romero, que dio paso a un extraordinario tercio de banderillas, en el que aprovechó y cuajó la movilidad y franqueza con que se empleó el utrero de Ricardo Gallardo. Le sirvió a Andrés para hilárselo al estribo con Fuente Rey y conducirlo de costado completando el diámetro del ruedo. Precisión que hizo extensiva luego a cada embroque propuesto muy de frente para quebrar y salir con clase de la cara. Variedad también en los cites que Romero propuso, lo que revistió de vistosidad los envites para meter a la gente en ellos. Lo logró de manera definitiva gracias a la emoción con que quiebra con Guajiro, en su estreno de esta temporada atesorando que está como siempre: pleno de valor, de expresión y de belleza. Otro clásico ya es Kabul, con el que estrenó suerte Andrés Romero al aproximarse al novillo dándole la grupa para luego volverse a escasa distancia ya de su oponente y clavar. Tras dos cortas con Chamán, pinchó en primera instancia con el rejón de muerte cuando el utrero ya se rajaba. Fue eso lo que le privó de cortar el rabo porque la gente pidió el doble trofeo con unanimidad.