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Andrés Romero marca la diferencia

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Hacía dieciocho años que no había toros en Cartaya y esa hambre se notó en la expectación que rodeó a este regreso desde por la mañana. Y en la plaza completamente llena. Y en el modo festivo en que se vivió el desarrollo de la corrida. Y en el cariño de la gente con los toreros. Y de los toreros en su compromiso para que la expectación se confirmara. Y de entre ellos, Andrés Romero, que ya tuvo una acogida emocionante al pisar el ruedo con Obelisco para comenzar su faena. De forma tan espontánea como sabia, arrancaron en los tendidos palmas a compás que el torero onubense recogió apretándolas contra su pecho. Y fue ahí donde empezó a marcar la diferencia para terminar erigiéndose en el gran triunfador de esta tarde de reencuentro y de alegría.

 

La primera clave de su triunfo estuvo en la prontitud con que le cogió el aire a su oponente, que recibió, dicho queda, con Obelisco y al que cuidó parándolo con un solo rejón de castigo. Abrió el tercio de banderillas con Fuente Rey, que es un dechado de temple y de capacidad para pulsear las embestidas. Como en este caso, para hilar muy en corto al utrero de Yerbabuena y tirar así de él sin brusquedad alguna para torearlo de costado más allá de lo que su celo con pinzas le permitía. Y cuando el novillo amagaba con rendirse en ese envite, tuvo la virtud Romero de meterse por dentro, entre el astado y las tablas, para prender la llama de la sorpresa en el público. Clavó después batiendo en los mismos medios, vistiendo lo cites con levadas espectaculares y siendo capaz de llamar y ganar la atención de su enemigo para traérselo de dentro a fuera y hacer la suerte en el centro de la plaza. 

 

Fue otro acierto de Andrés entender la medida que la faena tenía y puso en liza en Farrugia para, entonces, terminar de imponerse con el utrero ya más apagado en los terrenos de adentro. Lo hizo en una banderilla al quiebro, citada muy en corto y ejecutada a caballo parado dando al novillo la ventaja de su querencia a tablas. Insistió el rejoneador en hacerlo después de dos intentos previos en los que el de Yerbabuena no le ayudó. Y lo hizo para consolidar su faena valiente, ambiciosa, intensa y sin un solo segundo de tregua. Probó de último tercio a Piropo, uno de los potros que se estrenan en su cuadra y Piropo respondió. Se dobló en corto y con clase en las cortas y le llegó mucho al burel para que Andrés Romero certificara su éxito con un rejón rotundo y de efecto fulminante. La rúbrica implacable a una actuación que marcó la diferencia y que, desde el principio, orientó la brújula al triunfo.

Ficha del Festejo
Plaza de Toros de CARTAYA. Lleno. Se lidian novillos de YERBABUENA
 
Rui Fernandes: dos orejas
Joao Moura jr.: dos orejas
Leonardo Hernández: dos oreja
ANDRÉS ROMERO: dos orejas y rabo
Lea Viçens: ovación
           Duarte Fernandes: dos orejas
 
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