Inicio a lo grande de la temporada del décimo aniversario de la alternativa de Andrés Romero. A lo grande por el contundente resultado final, pero también por la dimensión de su actuación en ambos toros, los dos de buen juego, de Soto de la Fuente. Una tarde que deja también la grata noticia del debut de Rico y Piropo, dos de las nuevas apuestas en la cuadra de caballos del onubense.

La faena que redondeó el triunfo fue al segundo de su lote, un bueno toro de Soto de la Fuente, que se movió con buena condición y que permitió a Romero desplegar lo mejor de su concepto. Pulso e inteligencia de salida con Obelisco. Inteligencia para vislumbrar pronto las virtudes de su oponente y pulso para luego mejorarlas. Fue una delicia el toreo de costado con Fuente Rey, con el burel cosido a milímetros de la cola de Fuente Rey, que ralentizó su galope para no forzar el buen ritmo del astado. Se metió por dentro, dejando muy cerca las tablas y se gustó en cada banderilla, muy lucidas desde el cite a la larga distancia, reclamando y consiguiendo la complicidad del tendido, prendiéndolo en una tarde de tanto frío. Farrugia terminó de calentar la faena con su manera tan sincera y espectacular de clavar al quiebro tras citar a muy poca distancia. Hubo precisión y verdad a partes iguales y eso trascendió a lo grande a la gente, que reaccionó en igual medida a la ejecución de las suertes. Debutó Piropoen el último tercio y dejó muy grata impresión por su desparpajo y facilidad. No duda en pisar terrenos de cercanías y lo hace despacio, lo que transmitió a Andrés la seguridad que todo torero precisa para rematar su faena como lo hizo, ya con las cortas, ya con el rejón final.

El primero fue otro toro noble de Soto de la Fuente, al que había que enganchar en la corta distancia y pulsearlo luego sin brusquedad alguna para llevarlo hilado y poder aprovechar así su son templado. Justo lo que hizo Andrés con Cisne: acariciar al burel que, a partir de ahí, respondió sacando lo mejor de su buena condición. Que fue cincelando Kabul, un caballo que aúna tan por igual la inteligencia y el corazón para pisar terrenos de compromiso y hacer las suertes sin violentar a los toros. Kabul le dejó el terreno abonado al debutante Rico, una de las grandes ilusiones de Romero en su cuadra para esta temporada. Y Rico respondió a esa expectativa yendo a los embroques poniendo el pecho por delante, dando ese paso al frente que potencia la reunión de las suertes. Lástima del primer pinchazo ya con Mozart que fue determinante para que el rejoneador onubense viera reducido su premio.