Nueva tarde rotunda de Andrés Romero, esta vez, en Oliva de la Frontera. El onubense prosigue en su marcha triunfal de toda la temporada y, en concreto, de este tramo continuado de septiembre, que está mostrando a un rejoneador fresco, sólido y pleno de ambición, capaz de cuajar de principio a fin a los toros buenos y de hallar las soluciones adecuadas a aquéllos con más problemas. Hoy disfrutó de los primeros, tanto en el suyo de lidia individual como el que compartió en colleras con Joao Moura jr., ambos, de Valedeterrazos.
En el que le cupo en su suerte, cerca estuvo de hacerse con el rabo de haber matado en primera instancia. Porque logró Romero meter y de qué manera al público en su labor, marcada por la entrega sin condiciones en la actitud y la brillantez en la aptitud. Salió enrazado y muy metido y le ayudó el burel, que, si bien, empezó algo andarín, lo que corrigió el jinete de Escacena del Campo con Fuente Rey en una lidia magistral para encelarlo y meterlo en el canasto. Rompió así a mejor el toro y Andrés Romero lo fue cuajando en un tercio de banderillas a más con varios pasajes álgidos, como el toreo de costado con Caimán cosido el astado al mando de la cabalgadura, y luego con Guajiro, en varias banderillas al quiebro de preciso ajuste y rematadas con piruestas muy en la cara, que entusiasmaron al tendido. Clavó cortas con Chamán y dejó un primer pinchazo antes del rejón definitivo, sin solución de continuidad, lo que no le robó prestancia a lo hecho, de ahí la unánime petición de trofeos, atendida con prontitud por el palco.
Ya en colleras, completó Andrés Romero una faena junto a Joao Moura jr. de alto nivel técnico, muy ordenada en su desarrollo gracias a la complicidad de ambos jinetes, de estilos tan diferenciados, pero que fueron capaces de poner en común su capacidad para hacer faena del buen toro de Valdeterrazos, al que también desorejaron.