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20180809 lisboa
9 de agosto de 2018
LISBOA
TEMPORADA GRANDE
CORRIDA DE REJONES 6 TOROS de
VALE SORRAIA
R.Salvador - B.Paes
Telles Bastos - D.Pinto
ANDRÉS ROMERO - D. Gomes
 
ANDRÉS ROMERO TAMBIÉN PUNTÚA EN LISBOA

Partía con las buenas cartas en sus manos de estar presente -el único rejoneador esta temporada- en las tres grandes plazas que son Sevilla, Madrid y Lisboa. Pero esas cartas luego hay que saber jugarlas, primero, para justificar por qué las tienes y, segundo, para ganar la partida y seguir en ella. Y Andrés Romero sigue en el juego. Con todo el derecho y la legitimidad que le conceden sus triunfos, su saber jugar las cartas. Ya lo hizo en la Maestranza sevillana sumando su cuarta salida a hombros en otras tantas actuaciones. Y lo hizo también en Las Ventas, donde logró la primera oreja de su carrera en el coso madrileño. Quedaba Lisboa para, después de triunfar en Huelva, seguir, no ya dando toques de atención, sino apostado a las puertas de la élite pidiendo entrada en ella por más que el año pasado le cerraran hasta el último resquicio. Pero creer en ti tiene de bueno que nunca te rindes. Como Andrés Romero.

 

Hoy cumplía un sueño: torear, debutar y confirmar la alternativa en el templo del toreo a caballo que es Campo Pequeno. La plaza a la que tantas veces asistió como espectador viendo a otros compañeros e imaginando al tanto cómo sería estar ahí abajo. Ya lo sabe. Y sabe que es tran grande como lo imaginaba. Y tan especial. Porque Campo Pequeno bendice y otorga carta, eso, de legitimidad como torero. Cuando has toreado en Lisboa, ya eres un poco más torero. Es de los escenarios grandes donde se escriben las grandes historia. Había en el rostro del onubense esta noche una mezcla de emoción y responsabilidad. De saber dónde estaba y cuánto lo había deseado. Y con esa amalgama traducida en lógica seriedad, completó junto a sus compañeros la liturgia tan singular de una ruptura de plaza en Portugal. Más aún, cuando se quedó solo en los medios, con el resto de jinetes del cartel escoltándole por detrás y Rui Salvador, su padrino de ceremonia, cumplimentando ante la presidencia, pidiendo permiso y recibiendo el aplauso cariñoso de la afición por el trigésimocuarto aniversario de su alternativa. Tal día como hoy. Quedaron solos padrino y ahijado en el centro de Campo Pequeno. Fue un parlamento corto -Rui Salvador no habla mucho español-, pero solemne. Y Romero recibió de manos del veterano jinete el rejón en esa entrega que simboliza la confirmación de alternativa en la capital lisboeta. Cortejo sencillo, pero serio. Y elegante. Un sueño cumplido.

 

Tras la ceremonia, llegó la hora de la verdad. Y quiso el onubense envolverlo de su mayor ambición al irse con Fuente Rey y el marsellés en la mano a la diminuta puerta de chiqueros de esta plaza. Bastante más baja que un hombre montado a caballo. Más que viendo, casi oyendo tenía que orientarse de la proximidad del encuentro con Zulmiro-75, el imponente toro de Vale Sorraia (encaste saltillo-Santa Coloma) que le cupo en suerte. Salió con pies el astado -como todo lo que hizo-, apretando y exigente, y tuvo Andrés la virtud de tomarle enseguida la medida y sostenerle el pulso. Lo condujo cosido a su marsellés, con ajuste, y arrancó así la primera ovación de Lisboa. Fue la forma en que el rejoneador de Escacena dle Campo le imprimió a su actuación el alto nivel de intensidad y de transmisión que ya no perdió en ningún momento. Tras clavar un rejón de castigo con el propio Fuente Rey, sacó a Kabul para construir una lidia que tuvo la virtud del temple para llegar mucho a la cara del toro -muy abierta la cara, por cierto, como casi toda la corrida- y no dejar que le tocara nunca. Dado que empezó a perder fuelle su oponente, puso en liza a Guajiro, ese caballo que le permite llegar medio metro más a los embroques, para torearlos quebrándolos y dejar destellos de sincera emotividad. No siempre le siguió el tranco el toro por lo que no siempre pudo rematar las suertes con sus habituales piruetas. Finalizó su actuación con Caimán, clavando una banderilla cuarteando que derrochó compás y temple también porque ahí ya el ejemplar de Vale Sorraia se defendía más y andándole luego por la cara soltando las riendas en un ejemplo de alta doma y mucha complicidad con el caballo. Cerró su faena con una corta antes de que los forcados Amadores de Montijo protagonizaran dos pegas: la primera, fallida, pero espeluznante. Y la segunda, un derroche de raza. 

 

El sueño estaba cumplido. De espectador a protagonista, Andrés Romero engrosaba el álbum de los momentos grandes de su vida como torero con la imagen de la confirmación de alternativa en Campo Pequeno, donde también hoy ha puntuado. Como en Sevilla y en Madrid, los tapetes donde se juegan y se ganan las partidas del presente y del futuro.

Ficha del Festejo
Plaza de Toros de CAMPO PEQUENO (LISBOA). Media entrada. Se lidian toros de VALE SORRAIA
 
ANDRES ROMERO: vuelta
David Gomes: oreja
Rui Salvador: oreja
Brito Paes: vuelta
M. Telles Bastos: vuelta
Duarte Pinto: dos vueltas
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Fotos Touroeouro.com
 
  
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