Noche de cara y cruz en Monforte para Andrés Romero en forma de fortuna con cada una de los toros a los que se midió y, por ende, de posibilidades para hacer el toreo que lleva dentro y que le gusta. Porque si el toro de Paulo Caetano que lidió en solitario sí le permitió algo más expresarse, el que compartió en colleras con Moura Caetano fue sencillamente infame.
Más colaborador el toro de Paulo Caetano, como comprobó ya de salida Andrés con Golondrina, que se expresó con temple antes de que Sonakay lo hiciera con emoción para llegar tan arriba y ajustar los embroques a la hora de quebrar. Si con Rico mantuvo el torero la transmisión y la conexión con el público, con Farrugia las multiplicó en dos banderillas a caballo parado y muy pegado a tablas, el mejor corolario a una faena marca de la casa.
En cambio, no tuvieron opción alguna de lucimiento Moura Caetano y Romero en el toro de Fernando Palha, que desarrolló peligro. Pero no por ello le volvieron la cara los rejoneadores, que completaron una actuación de recursos técnicos para sortear el cabeceo defensivo siempre del toro y sus acometidas tan desabridas a las cabalgaduras. Aunque el palco concedió la autorización para la vuelta al ruedo, renunciaron a darla por el serio percance que había sufrido instantes antes uno de los forcados.