Ya por la tarde, sí puntuó al máximo el torero de Huelva, precisamente, en su tierra, en Calañas, con otro lleno en los tendidos. Se midió esta vez a un novillo de Albarreal, que se prestó menos que el de Fuente Ymbro de la mañana. Lo paró con Obelisco, que se va cuajando como otro caballo de presente ya, pero de mucho futuro también, entre las huestes de Andrés. Tocaba fajarse con el astado y lo hizo de inicio en banderillas con Kabul para sacarlo de los terrenos de su querencia que siempre buscaba. Labor paciente y milimétrica, de faena en el horno, cociéndose sin prisa, hasta que fue el turno de Farrugia y terminó de explotar en tres banderillas espectaculares a caballo parado, en las que el onubense se metió al novillo bajo los pechos del caballo. Porque esperó mucho el de Albarreal y más le aguantó el jinete para dejar tres banderillas soberbias de emoción. Con el público entregado, sacó Romero a Horus, otro de los estrenos del día, que se expresó con solvencia y mucha plástica también en dos cortas y una rosa. Ahora sí, entró el rejón, fulminante, a la primera con Chamán y se alzó el torero escacenero con el rabo para culminar un día que marca, o remarca, la dirección que Andrés está decidido a seguir.