Nueva noche de superación de dificultades para Andrés Romero, que se topó hoy en Montijo con un toro de Varela Crujo al que, en su comportamiento, se le notó los cinco años que lucía. Porque fue un oponente duro por reservón. Y eso que salió distraído y tuvo el torero que encimarle mucho con Copito para encelarlo y provocar sus acometidas. Dejó dos farpas antes de iniciar el tercio de banderillas con Fuente Rey, con el que la faena fue definitivamente a más. Esperaba el toro y respondió Romero con decisión al pisar siempre terrenos de cercanías, complejo por lo incierto del astado. La cima fue un rehilete al quiebro de máxima exposición. Pidió más el público, muy metido en la actuación del jinete onubense, que respondió con Kabul en dos banderillas finales de gran transmisión con el tendido porque supo Andrés revestirlas con balanceos, levadas y piruetas. Toreo y recursos para imponerse por completo a las contadas opciones que le brindó su toro.